De la Roma al Sevilla: lo mejor y lo peor del Real Madrid de Lopetegui

Gareth Bale

La pobre imagen del Real Madrid en el Sánchez Pizjuán en la noche del miércoles ha dejado muchas dudas sobre el funcionamiento de la maquinaria madridista. Un gran Sevilla le pasó por encima en apenas media hora y el doloroso 3-0 abre el debate apenas tres días antes de recibir al Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu. El mal partido en Sevilla llegaba sólo una semana después de que los de Julen Lopetegui brillaran ante la Roma en Champions. Una noche memorable con el mismo resultado del Pizjuán pero a favor y que fue, en cuanto a juego, de los mejores encuentros que se recuerdan en los últimos años en el feudo blanco. ¿Qué ha pasado para que en una semana el Real Madrid sea capaz de lo mejor y de lo peor? Los equipos y la idea tanto ante la Roma como contra el Sevilla eran casi calcados. Uno puede pararse a pensar que, simplemente, cada partido es un mundo y que el rival tiene más peso en el devenir del encuentro del que solemos atribuirle a la hora de analizar. Pero, como se dice en los pueblos cuando rompen el coma profundo de las calles las sirenas de una ambulancia: «Algo ha pasao». Pese al gran rendimiento de Asensio, la titularidad de Isco en el partido ante la Roma le dio una consistencia a la delantera blanca que, con el mallorquín en el campo, suele ser más vertiginosa. Aún así, la última media hora de partido, con Benzema fuera y la dupla Asensio-Isco sobre el campo, dejó todavía los mejores minutos de la exhibición ante el equipo romano. Contra el Sevilla, sin embargo, con Isco lesionado, y con Benzema igualmente desaparecido, Asensio se vio anulado y sólo Gareth Bale puso los esfuerzos arriba. La liberación y el suspiro de alivio profundo que ha supuesto la marcha de Cristiano Ronaldo se ha visto cristalina durante los primeros compases de la temporada en el terreno de juego y hasta en la sonrisa del galés, y, aun así, le queda un golpe en la mesa que dar para convertirse en el hombre decisivo que puede ser y que el luso era. Vaya si lo era. El planteamiento nada conservador del Sevilla, con línea de cinco en el centro y la presión asfixiante dejó sin ideas al habitual centro del campo madridista, del que sólo se salva Luka Modric en el Pizjuán. Hace una semana, frente a la Roma, los mismos dos hombres, el croata y Kroos, condujeron a placer el balón y enganchaban con los de arriba sin apenas dificultad, con espacios que los de Machín este miércoles no concedieron y sí encontraron. Con multiusos Casemiro cuidando de que los invasores no escalaran el muro, contra la Roma la Tierra parecía un lugar major. Marcelo, que ante la Roma dejó detalles de calidad, contra el Sevilla volvió a poner de manifiesto que no está en su mejor forma. Y Benzema, que empezó el curso sembrando ilusión, parece haberse olvidado de seguir regándola. En la segunda parte ante el Sevilla, la entrada de Ceballos no cambió en exceso una película que en el primer acto fue de terror para acabar rozando lo tragicómico en el seno madridista. Ni siquiera Mariano, que remata sin miramientos todo lo que se le pone por delante, fue capaz de hallar el acierto que hace unos días puso en pie a todo el Bernabéu, rendido a su nuevo ‘7’. La defensa ‘The Best’, las múltiples opciones del lateral derecho, uno de los mejores centros del campo de Europa y una delantera capaz de hacer olvidar al mismísimo rey de Turín. Todos ellos, protegidos por el mejor portero según la FIFA y el guardián de los palos en tres Champions consecutivas. ¿Entonces? Si es actitud, si acaso fuera actitud, si este equipo se ha acostumbrado a brillar en 13 partidos al año y triunfar sólo en Europa (que no es poco, pero), el problema que Lopetegui debe afrontar es mucho más grave que gestionar egos o elegir el sistema correcto. Y eso es lo peor.

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