El plan con Modric le está saliendo a las mil maravillas a Zidane. Al jugador no le gustará nada su nuevo rol de suplente en los dos últimos partidos, pero al técnico le está saliendo bien meter al croata en la recta final de los partidos para darle un nuevo impulso al equipo. Fue decisivo en el Clásico y lo volvió a ser en Champions ante el Gladbach.
Modric jugó 20 minutos en en el Camp Nou. Zidane le dio entrada al campo para sujetar el 1-2 que había puesto Ramos en el marcador poco antes. El croata entró al campo y cumplió a la perfección con la idea de su técnico e, incluso, puso la guinda con un golazo que cerró la cuenta en el Clásico.
Sorprendentemente, Luka volvió a ser suplente en la ‘final’ de Champions que el Madrid jugó tres días después ante el Gladbach. Zidane repitió prácticamente el once inicial del Clásico (Lucas por Nacho fue la única novedad) y también la fórmula con Modric. Otra vez el croata salió al rescate y nuevamente volvió a ser decisivo. Suyo fue el balón al área que Ramos cabeceó para habilitar a Casemiro en el empate ‘in extremis’.
Los 20 minutos de oro que ha jugado Modric en los dos últimos partidos han resultado fundamentales para el Real Madrid. El croata se ha manejado bien en ese nuevo rol que le ha dado Zidane en los últimos compromisos de ser un revulsivo. El técnico sabe que tiene que dosificar al ’10’ y aprovechar al máximo sus recursos, y ahora lo está haciendo como suplente. Aunque Modric lo que quiere es recuperar su estatus de titular lo antes posible.
Modric se está jugando una renovación con el Real Madrid y quire lucir y ser lo más importante posible en el equipo. El croata ya ha dejado clara su intención de seguir vinculado al club blanco, con el que acaba contrato el próximo mes de junio. De momento, está jugando a un gran nivel y aunque ha sido suplente en los dos últimos partidos, su peso en el equipo ha quedado claro siendo decisivo en ambos.