Pasan los partidos y uno no recupera el sitio y el otro no lo encuentra. Valverde y Odegaard eran las dos grandes apuestas del Real Madrid para la presente temporada, pero el uruguayo ha dejado de ser decisivo y el noruego no aparece por ningún lado. Al madridismo le gustaría ver más a uno y a otro, pero Zidane considera que no es el momento de ninguno de los dos.
Federico Valverde fue la mejor noticia del Real Madrid hasta el parón provocado por la pandemia durante la pasada temporada. Hace justo un año fue proclamado como el mejor jugador de la Supercopa de España. Zinedine Zidane apostó por el uruguayo y por su fútbol vertical, ese que le sirvió para jugar hasta de extremo y para asombrar a todos. .
Martin Odegaard llegó como único refuerzo veraniego para el Real Madrid y lo hizo tras petición expresa del técnico francés, tanto que el segundo año de cesión en la Real Sociedad saltó por los aires. De sensación de LaLiga a pasar inadvertido en su primera temporada en el club blanco y convertirse en el sexto centrocampista del equipo madridista con cinco minutos en los últimos cinco partidos.
Uno y otro viven situaciones complicadas y difíciles de entender. Desde el club siguen confiando ciegamente en ellos y en lo que pueden aportar, pero el técnico francés no parece pensar lo mismo, tal y como demuestran los números de uno y otro. Valverde, al menos, mantiene el estatus de cuarto centrocampista y se convierte en el recambio habitual cuando hay alguna baja en el trío formado por Modric, Kroos o Casemiro.
La confianza que derrochaba hace doce meses nada tiene que ver con la falta de seguridad de ahora. La poderosa zancada que lució durante semanas no termina de aparecer. Ha perdido el sitio en el equipo titular, pero pese a ello es una clara apuesta de futuro de la entidad madridista. Cierto es que su rendimiento en los últimos partidos de la pasada campaña no fue el mismo al de los primeros dos meses de 2020, pero en esta campaña parecía haber recuperado ese vigor en su juego, ese que tanto necesita el Real Madrid.
La realidad dice que desde la lesión que suifrió en el mes de noviembre, Zidane tan solo le ha dado la titularidad ante las ausencias de Modric o Casemiro. El resto de partidos, suplente y con escasa presencia. Valverde admitió que en algunos momentos de la temporada más tuvo que arriegar más en su juego y que eso le terminó por penalizar, circunstancia que no se da en estos momentos ante la ausencia de protagonismo.
Odegaard ha pasado a ser testimonial. Su última titularidad fue ante el Shakhtar y la sensación que transmite su reiterada ausencia es que fue el culpable de aquel traspié, que después quedó en nada. Animicamente se encuentra tocado y más al comprobar como ha pasado a ser el sexto centrocampista tras Isco, jugador que ha pedido resolver su futuro como madridista y que Zidane se empeña en recuperar. De manera incomprensible, el noruego no tiene oportunidad alguna.
Lo que parece claro es que la base del once para el entrenador vuelve a estar formada por los veteranos, por la vieja guardia, esa que le llevó a la conquista de sus mayores logros. La buena racha de resultados llevó al técnico a no hacer cambio alguno, no tocando lo que funciona como máxima, pero ahora las circunstancias son otras.
El problema es que dos de las valores de futuro del club, pierden peso y valor, algo que no termina de ser muy bien comprendido desde la dirección deportiva del club, que esperaba mucho más de ambos, algo complicado si no juegan.