Necesitábamos esta alegría y una tregua

Somos así, va en nuestro ADN. Excesivos, tremendistas e irracionales. Extremistas con nuestra postura, pasionales para defenderla y ventajistas para confirmarla. Si además andan de por medio un balón de fútbol y nuestro equipo los síntomas se agravan. Sólo en España se silba a un jugador de España. Sólo en España se piden dimisiones cuando ni siquiera ha acabado la primera fase. Sólo en España se pasa del negro al blanco en un segundo, para qué queremos grises. Sólo en España somos capaces de batir el récord goleador de esta Eurocopa y nuestro mejor registro anotador de siempre en grandes torneos después de dos ejercicios de impotencia ante la portería contraria, con dos penaltis fallados. Sólo en España el único que se va de una goleada tan rotunda sin un gol en su casillero y con un penalti fallado es el que más lo necesita, nuestro presunto goleador. Ay, Morata.

Somos así, y no vamos a cambiar. Pero necesitábamos esta alegría todos: los futbolistas, el seleccionador y una afición un tanto desconectada. Me temo que ahora faltan dos minutos para que empecemos a inflar el suflé de la euforia. A preguntarnos con quién ha empatado Croacia, ‘analizando’ que si le quitas a Modric los subcampeones del mundo no son para tanto. Habrá una tregua hasta el lunes pero la realidad es que seguimos divididos. Por eso nos cuesta tanto consolidar proyectos de futuro como el actual, porque somos nuestro peor enemigo, impacientes que sólo animan con viento a favor. Así ayudamos poco a una selección joven e inexperta como la de Luis Enrique. Dar palmas sólo cuando llegan los goles no tiene mérito.

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