bookmark_borderDos niños de la guerra y la admiración de Budimir por Modric

Seis años separan el nacimiento de Luka Modric (9-9-1985) y Ante Bodimir (27-7-1991). Los dos nacieron en la antigua Yugoslavia. El madridista en Zagreb, capital de Croacia; el de Osasuna a 270 kilómetros, es de Ozimica, un pueblo diminuto en Bosnia. En sus fichas pone que nació en Zenica, pero la realidad es que su madre solo fue allí a dar a luz al ser el hospital más cercano. A los dos, que el sábado se miden en El Sadar, les une una infancia marcada por la guerra.

Modric contaba hace poco en la COPE el horroroso recuerdo que tiene de la explosión de los Balcanes: «Yo tenía una relación increíble con mi abuelo, porque mis padres trabajaban y pasaba mucho tiempo con él. Fue muy triste lo que le pasó, y me marcó porque era muy joven y él era una persona muy importante. Me afectó mucho. Era pequeño y aún no era consciente de por qué pasan algunas cosas. Tengo cosas grabadas, cómo le fueron a buscar. Él iba con sus animales y siempre volvía a la misma hora, pero ese día no apareció. Fueron a buscarle, pero yo sabía que no lo iban a encontrar. Por la noche, nos enteramos de todo lo que pasó y fue una situación muy triste para todos, pero sobrevivimos. Tenemos grandes recuerdos de él, es una pena que no haya visto lo que he logrado, pero espero que lo haya visto desde arriba».

Es una generación marcada por la guerra, niños que vieron la muerte a su lado; futbolistas hoy que pueden contar en sus vestuarios escenas que para sus compañeros solo pueden imaginar en películas. Budimir no padeció lo que Modric. Tenía solo seis meses cuando su familia dejó atrás Bosnia y las masacres que la recorrían. Su región, de mayoría musulmana (80%) y un 10% de croatas, perdería un cuarto de sus habitantes durante los años de guerra.

Su destino fue Velika Gorica, muy cerca de Zagreb. Era 1992. En enero de ese año, la Comunidad Europea había reconocido a Croacia. Un accidente de coche se cobró la vida de su padre poco después. De esos días, Ante recuerda con orgullo el trabajo extenuante de su madre, Janja, para sacar adelante a sus tres hijos: él y sus hermanas, La madre Janja vino a Turopolje conmigo y dos hermanas Irena y Renata, gemelas.

En Velika Gorica, Budimir se hizo futbolista. Comenzó su carrera en el Radnik y luego pasó al HNK Gorica. Sería el primer jugador por que el que llegaría dinero a las arcas de ese club:los 20.000 euros que pagó el Inter Zaprei. Era el inicio de una carrera que le llevó al Lokomotiv, St. Pauli, Crotone, Sampdoria, Mallorca y, cuando el mercado estaba a punto de cerrarse en octubre, a Osasuna para intentar estar en la Euro con Croacia.

A sus 28 años, el delantero rojillo trata de acabar sus estudios en la Facultad de Economía de Zagreb, en la que se licenciaros sus hermanas. No oculta que le gustaría colgar las botas en Gorica, igual que se enorgullece de Ozimica. Además del fútbol, al que empezó a jugar con seis años, le encanta otro deporte que es religión en Croacia: el balonmano, en el hizo sus pinitos antes de decantarse por en fútbol. Su reto ahora es estar en la Euro… con ModricLuka lo tiene hecho; Ante es un recién llegado a la selección con solo cuatro partidos. Y una cosa muy clara cuando habla de fútbol: «Modric es el mejor futbolista nacido en Croacia».