bookmark_borderSimeone apostó todo al 0-0 y perdió

Tras 7 partidos encajando gol, cosa que no le había ocurrido nunca antes, el Cholo decidió tirar la manta para atrás y apostó al 0-0. Era el partido de casa, aunque fuera en Bucarest, pero razón de más. Para él (como ocurría con Mourinho) un 0-0 en el partido de ida en casa no es malo, porque un 1-1 en la visita le parece alcanzable. Así que el Atleti hizo un mal partido, reservón. Pero el ideal del 0-0 se le averió con el gol de Giroud, anulado en principio por Brych, pero concedido luego previo concienzudo examen del sexador de pollos de guardia, que tras varios minutos descubrió al fin que el balón no le llegó a Giroud de Mount, sino de Hermoso.

Las crisis de resultados suelen convertirse en crisis de juego. El equipo echa mucho de menos a Trippier por la gracieta de la FA de la que se ha favorecido el Chelsea, mire usted. Llorente jugó anoche de defensa, lo que le aleja de la zona de peligro. Apenas subió a enfrentarse con Marcos Alonso. Viéndoles frente a frente recordé que vi jugar a sus abuelos, léase Grosso y Marquitos. Incluso les vi jugar frente a frente. Fue justo el día del debut de Grosso con el Atlético, ante el Murcia. Marcó un recordado gol de tijera. Jugó de delantero centro y emparejado con Marquitos, veterano central entonces del Murcia tras una gloriosa carrera en el Madrid.

Es el tercer pinchazo español en estos octavos de la Champions, lo que ahonda la sensación de pesimismo que nos invade. Veremos si el Madrid cambia la tendencia. Tiene bajas serias, pero mantiene intacto el chasis del equipo, esa superfiable media Modric-Casemiro-Kroos. Su tarea hoy será controlar el ritmo, que la Atalanta pretenderá frenético. Es un buen equipo, equipo de autor, creación del singular Gasperini, que ha levantado en la tierra del ‘catenaccio’ la bandera del fútbol atacante y desalado. Presión, robo, rapidez trepidante. Y calidad, claro, porque sin eso no se va a ninguna parte. Al Madrid le toca enfriar.

bookmark_borderAsí fue la «emocionante reunión» de Modric en el yate de Abramovich para fichar por el Chelsea

«Conocer a Roman Abramovich en su yate fue emocionante». Es una frase de Luka Modric en el nuevo libro autobiográfico en inglés que sale a la venta este jueves 20 de agosto y del que ‘The Guardian’ publica un extracto sobre el paso del jugador del Real Madrid por el Tottenham, el interés del Chelsea de Abramovich en ficharle en 2011 y cómo fueron esos momentos para el futbolista croata.

«Cuando terminó la temporada 2010-11 de la Premier League estaba preparado para mis vacaciones de verano pero no duraron mucho ya que mis agentes, Vlado Lemi y Davor urkovi, me transmitieron el deseo del Chelsea de ficharme. Parecía que me mudaría a Stamford Bridge. Estaba abierto a la idea de moverme», cuenta Modric.

Así vivió su reunión con Abramovich

«Vanja y yo tomamos un jet privado de Zadar a Cannes. Una furgoneta con cristales tintados nos llevó a Niza. Allí nos recogió la seguridad de Roman Abramovich. Subimos a una lancha rápida y nos llevaron al yate del propietario del Chelsea. Todo fue muy emocionante. Unas 20 personas nos recibieron en el barco. Fue rápido y bien organizado. Justo cuando nos acomodábamos en una de las cubiertas de lujo, apareció Abramovich. Estaba acompañado por su esposa Dasha y su hijo. Me fascinó la discreta desaparición de todos los agentes de seguridad justo cuando llegó él. Era obvio que estaban bien entrenados, su sincronización era perfecta», explica el croata.

«Durante nuestro encuentro en la Costa Azul me dejó la impresión de ser una persona relajada y algo misteriosa. No se andaba con rodeos», señala Luka. «Sabemos que eres un jugador de calidad. Me gustaría que firmaras por el Chelsea», cuenta que le dijo Abramovic. «Había venido a su yate para hablar, así que era evidente que deseaba lo mismo», reconoce Modric.

¿Por qué pensó en irse al Chelsea?

«Mi sensación era que era hora de mudarme: quería pelear por trofeos y ganar títulos, y sentía que esto no sucedería si me quedaba en Tottenham. Quería mudarme a un club más ambicioso», explica Luka Modric en este extracto de su autobiografía que publica ‘The Guardian’. «¿Crees que el Tottenham se resistirá a tu transferencia? ¿Van a oponer resistencia? Preguntó Abramovich. «Creo que las negociaciones van a ser difíciles», respondió Luka.

«Tanto Vanja como yo quedamos impresionados con la reunión, pero en el fondo sabía que el presidente del Tottenham, Daniel Levy, no querría oír hablar de ello», aclara.

Lío en el Tottenham

Así cuenta Modric los momentos duros que vivió: «Antes de pretemporada los periodistas ingleses me preguntaron si era cierto que quería irme. Fui honesto, y probablemente ingenuo, cuando dije que pensaba que era hora de dar un paso adelante en mi carrera. Llegué a Londres antes del entrenamiento de pretemporada y fui a hablar con el presidente. No hubo palabras duras ni insultos como dijeron los medios, pero la conversación fue tensa. Me reprendió por anunciar públicamente que quería irme y repitió que el Tottenham no tenía intención de vender a ningún precio». «Redknapp me nombró capitán, pero mi cabeza simplemente no estaba allí», añade.

«Tuve un par de reuniones con Levy durante esa temporada. En enero, incluso vino a mi casa y trató de convencerme de que ampliara mi contrato con el Tottenham. Habría sido mi segunda renovación. Entre otras cosas, Levy me dijo que me dejaría ir por una oferta de un gran club como el Real Madrid. Le dije que no firmaría nada. Mi objetivo principal era jugar bien para el Tottenham y prepararme para la Eurocopa 2012″, explica Modric.

«Resentido» con Levy

«A pesar de todas las turbulencias, siempre tuve una buena relación con Levy. Él fue quien me llevó al Tottenham, por una tarifa récord en la historia del club. Eso solo demostró lo mucho que pensaba en mí. Sin embargo, estaba resentido con él porque en un par de ocasiones me había prometido dejarme salir a un club más grande y luego rompió su promesa. Para mí, la promesa y la palabra de uno son más importantes que cualquier otra cosa«, destaca Luka.

El extracto al que ha tenido acceso ‘The Guardian’ termina así: «Después de cuatro años maravillosos, durante los cuales nos sentimos como en casa en Inglaterra, Vanja y yo supimos que esta vida había llegado a su fin».