De la Décima al ‘Moratazo’

Los más jóvenes no lo recordarán, porque no lo sufrieron, pero Ancelotti empezó a dejar su huella en la historia del Real Madrid en la primavera de 1989. Carletto era entonces mediocampista de brega del Milan de Sacchi, y abrió el marcador en el mayor escarnio sufrido por el club blanco en la Copa de Europa, el 5-0 del Milan en San Siro en la Copa de Europa 1988-89. Hubo en la historia del Madrid otras derrotas, asimilables en lo cuantitativo, pero aquella fue especialmente cruel porque sepultó a la Quinta del Buitre, una generación de futbolistas que orilló la Séptima, pero que se quedó a las puertas varias veces aunque nunca de forma tan cruda como aquella noche en Milán.

Ancelotti fusiló a Buyo en el Meazza y abrió una herida que tardó una década en cicatrizar, hasta que Mijatovic batió a Peruzzi en el Amsterdam Arena en mayo de 1998. La Séptima se hizo esperar, pero también la Décima, desde la volea de Zidane en Glasgow hasta el cabezazo imparable de Ramos en Lisboa. En el banquillo del Madrid en Da Luz estaba entonces Ancelotti, llegado al club a principios de curso para facilitar la digestión de la intensísima era Mourinho. El luso acercó al Madrid a la Champions, pero fue el italiano el que la agarró de las dos orejas, con un Madrid tan distinto al actual que da vértigo recordarlo. El mejor Cristiano, un Bale que aún priorizaba la pelota grande sobre la de golf, el látigo de Di María, el compás de Xabi, un Ramos más pendiente del fútbol que de Yucatán, El Hormiguero y las renovaciones, con Marcelo Isco (los hombres que cambiaron aquella final en la capital de Portugal) iniciando al ascenso a la cumbre de sus carreras. Otros tiempos, otra fútbol. Otro Madrid.

Aquella Champions, precedida por la Copa tras el descarrilamiento de Bartra ante el expreso Bale en Mestalla, hacía presagiar un curso 14-15 glorioso. Y pudo serlo, pero a Modric le dio por lesionarse y dejó al Madrid sin brújula, con un Kroos recién aterrizado, con el shock de la fuga con nocturnidad de Alonso al Bayern, con el cheque en blanco del United a Di María, y el Madrid perdió el paso en la lucha por la Liga con dos derrotas en San Mamés y el Camp Nou después de liderar el torneo durante 15 jornadas. Con todo, fue la eliminación europea la que sepultó a Carletto. Un Madrid sobrado (0-3 al Liverpool en Anfield en la liguilla, gol de Chicharito para eliminar al Atleti en cuartos) cayó ante el Juventus con dos goles de Morata, uno en Turín y otro en Madrid, y dejó para siempre la duda de si el Madrid hubiera podido enlazar cinco Champions, como el equipo de Di Stéfano, porque luego llegaron las tres de Zidane.

Nadie lo hubiera dicho en 2015, pero ZZ es ahora pasado y Carlo futuro del Madrid. Ahora la cuestión es saber si su ‘mano blanda’ servirá para poner tieso a un equipo -y a un club- que está más para una revolución que para buen rollito, talante y pitillos.

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